¡Qué feliz es el que teme al Señor, todo el que sigue sus caminos! Goza- rás del fruto de tu trabajo; ¡qué feliz y próspero serás! Tu esposa será como una vid fructífera, floreciente en el hogar. Tus hijos serán como vigorosos retoños de olivo alrededor de tu mesa. Esa es la bendición del Señor para los que le temen. Que el Señor te bendiga continuamente desde Sion; que veas prosperar a Jerusalén durante toda tu vida. Que vivas para disfrutar de tus nietos. ¡Que Israel tenga paz! Salmos 128 (NTV)
El Salmo 128 nos enseña que el temor al Señor debe ser nuestra premisa principal de cada día para comenzar a vivir una vida bajo su bendición y su favor.
Cuando pensamos en la palabra “temor” nos imaginamos sentimientos negativos, como por ejemplo el miedo. Pero dejame contarte que para los que somos creyentes, cuando hablamos de temor a Dios, no se trata de eso; más bien todo lo contrario. Vivir en el temor de Dios significa tratarlo con el respeto y valor que merece, y no hacer hacer nada que lo pueda entristecer. En otras palabras, llevar una vida de obediencia a Él. Y cuando vivimos de esta manera, nada más alejado de sentirnos con miedo o atemorizados. Ningún sentimiento negativo o feo puede provenir de Dios.
Si vivimos verdaderamente con temor de Dios, Él no solo nos promete muchas bendiciones para nuestra vida, sino también nos dice que tendremos felicidad. Esas bendiciones llegarán hasta nuestro trabajo, nuestras familias, hijos, nietos... Dios nos bendecirá con empleos prósperos y nos dice que comeremos del fruto de nuestro trabajo.
Cuando comprendemos el valor de tomar en cuenta a Dios todos los días, entregándole nuestro comienzo de la jornada, caminando en su voluntad, y obedeciendo su palabra, es ahí cuando verdaderamente comenzamos a tener una vida llena de bendiciones en todas las áreas.
Vos, ¿Que esperás para tomar este desafío? Te aseguro que Dios te va a sorprender!
Para reflexionar:
¿Considerás que vivís en el temor del Señor? ¿Te sentís bendecido? Le agradecés todos los días?
Te invito a pensar en al menos una bendición que hayas recibido en el día de hoy, y darle gracias a Dios por eso.