10 - REFLOTANDO LOS SUEÑOS DORMIDOS

Escrito el 09/08/2022
Tiempo para Soñar


“Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra”.
Salmo 2:8 (RV1995)

 

Mi sueño de pequeña siempre fue poder obtener un título universitario. Para nuestra cultura occidental, el tiempo en el que esto es posi- ble, para mí ya había pasado. Basada en estos parámetros socialmente establecidos, mi vida estaba al revés. Había empezado mal, y ya no existía la posibilidad de que ese sueño se cumpliera.

Me casé en el 2011, a los 21 años. A los 24, ya tenía mis dos hijos. Era un ama de casa dedicada full time a los quehaceres domésticos. Ese sueño “infantil” no tenía lugar.
Mi hija comenzó el jardín en 2015, y pasados los primeros tres meses nos entregaron su primer informe. Al leerlo, mi cabeza explotó: toda esa redacción del cómo, el porqué, el qué de cada contenido enseñado a niños tan pequeños hizo que mi corazón latiera demasiado rápi- do...y Dios me entregó nuevamente el sueño que yo había reprimido “porque ya se me había pasado el tiempo”.

Esperé tres años más, hasta que mi hijo menor ingresó al jardín... el sueño seguía ahí. Consulté a mi marido y a mis hijos, y finalmente, en 2018 comencé el Profesorado en Educación Inicial con 28 años.

Puedo dar fe que estos años fueron increíblemente reveladores de la persona de Dios en mi vida. Experimenté cosas de Él que jamás hu- biera conocido si no hubiera tomado la valiente decisión de cerrar mis oídos a las voces que me decían que no iba a poder, que ya estaba grande, que ya estaba casada, que iba a abandonar a mis hijos (entre muchos dardos más). Elegí creerle a Dios, lo que Él estableció para mí en su Palabra.

Reconozco que no fueron años fáciles, tuve muchas crisis en todas las áreas de mi vida, subidas, bajadas, cambios de humor...pero Dios no cambió, su fidelidad me sostuvo en cada momento. Siempre llegaba con promesas, con palabras de aliento, de desafío... Hasta que finalmente logré mi sueño: me recibí en 2021, a los 32 años.

El versículo de referencia, si bien entiendo que el contexto habla específicamente de Jesús, considero se hace extenso también a los que decidimos creer, a los que fuimos llamados a ser hijos y coherederos juntamente con Cristo. No hay etapa de nuestra vida que nos limite para lograr y/o alcanzar aquello que Dios puso en nosotros. Metas, sueños personales, pero también los sueños de Dios para nuestra vida, individuales y como Iglesia.

Tener sueños nos mantiene vivos, ensancha nuestro corazón a creerle más y más a Dios, extiende nuestra fe. Ir por más desafía límites impensados para nosotros, y poner nuestros sueños en manos del Dios creador hace que lleguemos a puerto seguro.

Para reflexionar:
¿Cuál es tu nación (sueño) por conquistar? ¿Qué sueño está nece- sitando despertar de su letargo? ¿Podes identificar qué es lo que te limita para no cumplir tu sueño?
Yo voy por más, ¿y vos?